Día del Teatro 2017

El 27 de marzo, la Facultad de Filología ha querido hacer coincidir el Día Mundial del Teatro con la inauguración del Aula de Teatro La Barraca, una iniciativa, que en palabras de José Manuel Lucía Megías, vicedecano de Biblioteca, Cultura y Relaciones Institucionales de la Facultad de Filología, ha sido, durante muchos años "un sueño de Javier Huerta, hasta ahora director del Instituto del Teatro del Teatro de Madrid (ITEM), y desde este momento director del nuevo Aula de Teatro". Lucía Megías reconoció que han contado con el apoyo de todas las instituciones complutenses para "hacer del teatro un lugar especial y de encuentro".

 

Tanto el vicedecano como Javier Huerta reivindicaron la necesidad de un espacio si se quiere que el teatro "esté en el centro de nuestra actividad educativa y docente". Lucía Megías solicitó también "salas de en ensayo en la Facultad, porque son los laboratorios necesarios para que el enorme talento y experiencia se pueden desarrollar".


María Nagore, vicerrectora de Extensión Universitaria, Cultura y Deporte, reconoce el problema de espacios que existen en nuestra Universidad, pero también señaló la voluntad de este equipo rectoral en crear un espacio teatral estable, quizás en el San Juan Evangelista, actualmente en restauración.


La vicerrectora recordó que la creación del Aula de Teatro La Barraca coincide con dos efemérides, por un lado la declaración del edificio de la Facultad como Bien de Interés Cultural por parte de la Comunidad de Madrid y por otro la celebración del noventa cumpleaños de la Ciudad Universitaria.


Nagore recordó la gran novela La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina, en la que se habla de la construcción de este campus, y leyó un pasaje de su artículo Un edificio, un símbolo, en el que afirma que "Agustín Aguirre inventa un edificio que favorece a la vez el recogimiento y la expansión, con aulas luminosas y un montacargas para subir más rápido los libros de la biblioteca, con una claridad interior que es la del estudio riguroso y placentero y la de eso que Juan Ramón Jiménez llamó el museo de las ventanas: la posibilidad de levantar los ojos del libro y asomarse por la ventana al espectáculo de la vida común y de la naturaleza".


Para la vicerrectora, en esas palabras se condensa el espíritu de lo que debe ser el Aula de Teatro La Barraca, "un lugar de encuentro, con afán de hacer teatro y de que llegue a todo el mundo".


Javier Huerta reconoció la herencia de García Lorca, tanto en el nombre de la nueva iniciativa, como en el logo, realizado en su día por Luis Sáenz de la Calzada, miembro de La Barraca original. El espíritu de las dos barracas es el mismo: "poner el teatro al servicio de la sociedad".


Encuentro con Ernesto Caballero
El nuevo director del ITEM, Julio Vélez, también se congratuló por la creación de este Aula de Teatro La Barraca, así como por hacer un homenaje a Ernesto Caballero, que comenzó con un encuentro en el paraninfo de la Facultad en torno a su figura.


Ainhoa Galán, directora de escena, elogió la personalidad y el planteamiento de Caballero de lo que debe ser un teatro nuevo, paritario en dramaturgos y directores, y sin sectarismos ni prejuicios de edad, origen e incluso época.


Fernando Doménech
, de la RESAD, destacó la faceta de Ernesto Caballero como autor teatral, con 52 obras escritas, "lo que no le convierte en Lope de Vega, pero sí es bastante más de que lo que han escrito la mayoría de autores que conocemos". Javier Huerta, reconoció que temía que en cuanto comenzó a dirigir el Centro Dramático Nacional, Caballero iba a dejar de escribir, pero no ha sido así. El autor declaró que se ha revelado contra dejar de escribir por ocupar un cargo de responsabilidad y, sobre todo, en periodos vacacionales escribe todo lo que puede porque en caso contrario le "daría algo".


Los textos de Caballero están considerados por José Gabriel López Antuñano, de la Universidad Internacional de La Rioja, como pura poesía. Parece ser que incluso "se inició en el teatro leyendo las obras en verso que le resultaban más amenas".


Más allá de teorías, lo que reconoció el homenajeado fue que con los años ha descubierto que "el teatro es el público, bajar la arena al público, no hay más". Y entretenerles, aunque no "con un teatro de evasión, olvidable", sino con un "teatro-signo, que perdure". Para eso es fundamental que el teatro "nos resquebraje y evite los estereotipos".


De las decenas de obras de Caballero, Doménech presentó su propia lista de piezas favoritas, las que cumplen con esos baremos del autor. Entre ellas incluyó algunas tan renombradas como Auto, Rezagados y la reciente La autora de las Meninas, pero también Nostalgia del agua. La representación de un fragmento de esta obra, dirigida por José María Esbec y con las interpretaciones de Teresa del Olmo y Felipe Vélez, fue el colofón del encuentro con Ernesto Caballero.


El homenaje parece haberle traído suerte al dramaturgo porque un par de horas después ha sido galardonado con el XI Premio Valle Inclán de Teatro por llevar a las tablas El Laberinto Mágico, una revisión de José Ramón Fernández del conjunto de seis novelas escritas por Max Aub sobre la guerra civil española.

 

Texto: Jaime Fernández, Fotografías: Jesús de Miguel -

Tribuna complutense